Relevante

“Copa de Magno, Bitter Kas, y Cacaolat.
Andando desde Azca y subiendo hasta Bravo Murillo.

Con una mochila azul marino.

Procedente de un edificio de cristal con egos masculinos materializados en camisas clónicas de Massimo Dutti y gemelos aburridos y también clónicos comprados por sus novias y mujeres en Tie Rack.

Con una mochila azul marino deambulo.

Con aspecto de dirigirme a un gimnasio.

Sólo me falta una hoja, un folio A4 pegado a mi cintura y adherido a mi bajo abdomen en el que se lea "La Belleza está en el Interior".

Deambulo.
Hasta desembocar en esta cafetería. En la que los pensamientos y las tensiones que mi cabeza albergan también tienen sus Cuatro Caminos.

Copa de Magno, Bitter Kas y Cacaolat.
Como en 1976.

„Desiderium sinus cordis – die Sehnsucht gibt dem Herzen Tiefe“

***

Tiene el aroma en forma de arrugas en sus casi inminentes 40 años y, aunque concentrada en la conversación, no puede dejar de vigilar y de echar un vistazo a su niña, a su pequeña, a su ergo-fallo, a su ergo-follo, a su ergo mi-tripa-está-hinchada-de-simiente, ergo aunque-madre soltera-tendré-el-crío.

Y allí estoy yo, rodeado de dos entes umbilicales que me inspiran un bautizo de casi abril. Una cascada de biofotones amenizados por el coraje y por la dignidad con las que las adivino en las frías mañanas en el distrito de Valdeacederas. Puedo ensoñarlas a ambas, contemplando como ella, la madre, adormece el sueño previo nocturno de la hija con un manto de ternura, paciencia, con sonidos de cuentos narrativos y con silencios impagables proyectados por la mirada de la madre.

La mochila del cole de la niña es más grande que el culo de Isabel Gemio.
Un dardo de inocencia con caducidad me refleja la autopista de su mirada transparente, nítida, cuando sonriente y vergonzosa me mira primero de soslayo, luego semiescondida, y al final huidiza.

Abonaría con gusto un cheque con generosos fondos con cargo a mi cuenta emocional de Credit Suisse.

Para que nunca jamás, y en ningún lugar del mundo mundial, tuvieseis que derramar ni una lágrima más por actos, consecuencias e implicaciones de las que ambas sois inocentes.

Para que el dilema mensual del Santo Tampón algún día os una más y más aún de lo que ya umbilicalmente resulta imposible más unir.

Y para que el boomerang del tiempo alguna noche permita narrarte, niña, cómo una vez jugaban al corro de la patata Locomotoro y Valentina, mientras los Lunnis trastaleaban alrededor aplaudiendo.

Copa de Magno, Bitter Kas, y Cacaolat.

¨Este es el cognac que tenemos.¨”

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