viernes, abril 04, 2008

Concomitancia


“Aterrizas en estas playas cansadas de líneas, o en la orilla de esta ensenada cansada de arenas.
Qué tontería, en las playas no se aterriza.
Aunque yo sí lo hice, una vez, en San Sebastián, una madrugada.
Hace de ello muchos años.
A mí me gusta llamar a San Sebastián, San Sebastián.
Me incomoda cuando percibo el pseudo-esnobismo designador en el concepto de “Donostia”, “Donosti”.
Y aterrizas aquí, pequeño lector, pequeña lectora.
Me siento pequeño contigo.
Y se me ocurre que lo de San Sebastián impide jugar con la masturbación literaria de “DonHostia”.
Me gusta el concepto de DonHostia
Y bien puedo asegurarte que sí, que sí que me dí una hostia.
Pero que para ser exactos, fue en una ensenada, en una playa pequeña de Zarauz.


Pero, bueno, que de eso no quería escribir.
Es que no estoy lúcido.
Cómo voy a estarlo.

Lo que yo quería transmitirte es el grado de angustia que puede sentir una madre joven de 17 años que primero nota y después confirma que se queda embarazada. Jodér que si lo nota. Con 17 años se nota más.
Y te quería hablar del grado de cicatriz vital que le produce el criar a su hija, a su niña.
Y que la criatura muera a los dos años, por meningitis.
Doble cicatriz vital.

O cuasi-muerte cerebral, amputación del alma.

Y que pasen, pasen los años.
Y que en edad adulta llegue de nuevo a enamorarse de verdad.
Con treinta y dos, treinta y tres años.
El amor de verdad, el gran amor, ya sabes, esa tautología vital.
Ahá.
Pues no.
Que va el gran amado, y el muy amado, va, y se muere.
Jodér.
Qué putada.

Ya no queda sitio para ninguna cicatriz más.
Jodér.
Como para que no te afecte todo esto, todo lo vivido, y como para no proyectarlo en tristeza y melancolía.

Ahá.
Es la vida de una mujer.
Es la vida de Edith Piaf.”

***


Art Alegoría
Exilio, Ciudad Interior
Abril 2008

p.s. : Concomitancia, Morfina, Melancolía, Arena, Lágrima.

3 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Morfina.
Es lo que me ha llamado la atención.
Ya ves.

Los golpes deberían doler menos, según se van encajando, según se identifica inmediatamente la familiaridad del dolor...

Pero no.

Simplemente van añadiendo un cachito más de vacío al alma, desertizando la emoción.

Pero los cactus pinchan, igualmente.

me again.

5:02 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Hay más Edit Piaf por ahí sueltas, y con má scicatrices, y lo sabes. Sé que lo sabes porque tú conces a alguna.

Es más, hasta me atrevo a decir que algún Edit Paiff también hay, pero menos.

Siempre hay espacio para otra cicatriz, mi caro amico, siempre hay espacio.

A puntito he estado de decirte aquello que decía mi abuela de "que Dios no te de todo lo que puedes aguantar" pero, como no creo en dios ...

5:19 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

En mi familia sucedió, e indirectamente influyó en mi vida entera y en este carácter mío. Indirectamente, pero sin duda.

Discutiremos por qué no puedo seguir leyendo más abajo. Compromiso cumplido. La tutela también será discutida.

12:17 a. m.  

Publicar un comentario

<< Home