martes, octubre 31, 2006

Perfidia

¨Coloco el móvil sobre la mesa, tras finalizar la conversación.
El níquel plateado de su carcasa brilla con los moribundos restos de sol la mañana de Otoño.

Un segundo Marlboro acaricia mis pensamientos asociados post-charla.

Me asalta repentinamente –semiocultas en la trastienda de la memoria- las últimas palabras de C en el andén de Chamartín en Octubre de 1990.

Antes de su muerte.

http://artalegoria.blogspot.com/2005/08/kobenhavn.html

¨... ... En el proceso cognitivo se tiende a relacionar infinidad de elementos. Y así una experiencia actual, por ejemplo, nos recuerda una anterior que tiene un algo que nos permite establecer la relación. Enfrentados al mundo lo comprendemos en la medida en que los elementos informativos que captamos en el momento se relacionan con otros. El ejemplo más simple es el de reconocer, como sucede cuando vemos a una persona y sabemos quién es ella y lo que significa para nosotros. En efecto, nada tiene sentido para nosotros a no ser que lo asociemos a la información que hemos acumulado a través de nuestra experiencia vital. Y en cuanto a la vida social, toda nuestra acción deriva de las relaciones que establecemos entre lo que sucede en el momento y otros hechos ocurridos en el pasado, incluyendo la información proporcionada por otros.

El proceso de relacionar o asociar decanta en las representaciones. Ellas son conjuntos integrados de elementos informativos ligados por asociaciones y que existen siempre en el proceso cognitivo como una unidad. Basta que uno de sus elementos se presente para que traiga junto a él todos aquellos a los cuales está integrado. Un ejemplo rutinario de lo anterior lo constatamos siempre que hablamos por teléfono, puesto que nos basta con oir la voz de la persona para tenerla a ella toda en nuestra presencia (aunque no está), pero hablamos con ella como si tal. Es decir, hablamos con la representación que tenemos en nuestro proceso cognitivo. Su consecuencia en todo orden de cosas es que accionamos de acuerdo a nuestras representaciones y no en base a los hechos efectivos que llegan a nuestros órganos de los sentidos.

Las representaciones son fundamentales en la vida social. Porque nuestro accionar en ese medio se basa en ellas. En ese sentido Ralph Linton planteó que la cultura existía en la mente de las personas, lo que les permitía recrearla donde fueran como sucede con los inmigrantes. Tenemos asimismo representación de la relación con determinadas personas y, conforme se constata en el estudio de las interacciones binarias, accionamos de acuerdo a la representación que tenemos de ellas y no a lo que son en si mismas. Porque, de la misma relación cada uno de los participantes tiene una representación distinta que lleva a accionar de manera particular, la que a veces resulta muy distinta de la que otros esperan. Es así como toda nuestra actuación respecto al mundo externo, y naturalmente, frente al mundo social depende del bagaje de representaciones que hayamos desarrollado. ... ... ...¨

Art_Alegoría
Ciudad Interior

Casi Noviembre, 2006¨

7 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Ah pero ¿existía Chamartín antes de 2006? Me dejas patidifusa.

Ya en serio: me recuerda lo que dice J. A. M. sobre lo que NO hacemos cuando decidimos salir a la calle.

Estamos en casa, follando, acabando de comer o perdiendo el tiempo ante el ordenador: en el proceso de decidir salir a la calle, dirigirnos a la puerta, abrir la puerta, atravesarla y cerrarla tras de nosotros, lo único que no hacemos es plantearnos si la calle sigue todavía ahí, como la última vez.

11:22 p. m.  
Blogger NoSurrender said...

El mundo es mundo porque yo lo veo. No existe nada fuera de mi subjetiva percepción. Ni siquiera existe la calle cuando estamos comiendo, follando o perdiendo el tiempo en el ordenador. La única realidad existente es nuestra propia conciencia de esa existencia, decía aquel francés de la peluca desordenada y mirada de suficiencia.

¿no te parece?

5:58 p. m.  
Blogger El Señor de los Caballos said...

muy bueno tu blog, y muchas gracias por la visita. Estaré atento a nuevos post,te agregare como link....
Saludos
El Señor de los Caballos

12:20 a. m.  
Blogger Lilith said...

Me preguntó si simplemente asociaste las palabras de tu interlocutor/a con el recuerdo de C o que por sus palabras intuiste que también tenía el fin cerca...Quizás fue más simple,tan sólo una persona que te recordó a otra persona...No son horas de divagar ya para mí...Buenas noches.

4:07 a. m.  
Anonymous Anónimo said...

Veo que el proceso cognitivo ha despertado en ti cierto interés. El párrafo elegido es bueno (no soy capaz de descifrar de quién es) pero incompleto. Falta la cognición más llana, de paso, según estudios, mucho más utilizada por el bando femenino, que es la palabra pensada, llamada por Beck "lenguaje interior". Son esas pequeñas frases que escuchamos en nuestra cabeza.
Ellas, unidos al código de representaciones visuales y auditivas conforman, ah, que hermoso, el pensamiento.

Bonitos recuerdos.

12:24 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Como cambia una misma cosa dependiendo del estado de ánimo del momento.
Toda percepción del exterior se ve trasmutada con los sentimientos más internos, aquellos que ni siquiera sabes se que existen.

Un saludo

9:00 a. m.  
Blogger NoSurrender said...

Es más, mavi. Es que las cosas no pueden disociarse del “estado de ánimo del momento”. Nuestros recuerdos son tan volátiles como mutantes. Inaprensibles en su supuesta verdad.

“Lo que todos nosotros atribuimos confiadamente a la memoria es en realidad una forma de narración que se desarrolla sin cesar en la mente y que a menudo se transforma al ser contada. Son demasiados los intereses emocionales que entran en conflicto para que la vida llegue a ser nunca plenamente aceptable, y tal vez sea labor del narrador elaborar las cosas de tal manera que se ajusten a este fin. En todo caso, cuando hablamos del pasado, mentimos cada vez que respiramos” (William K Maxwell)

2:41 a. m.  

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