Derribo
“El ajetreo y el bullicio en una de las cafeterías del aeropuerto eran ensordecedores.
Sentada frente a mí, en aquella minúscula mesa, yo la observaba deshacer el azúcar de su café.
Concentrada en sí misma, hacía girar la cucharilla lenta, lentamente.
En escasos minutos ella se dirigiría a la puerta de embarque.
Nuestra asexual amistad siempre tenía scripts sorpresivos que nunca se plasmaban en secuencias de endiosamiento ó de grandilocuencia filosóficas.
Alzó su mirada, hizo un amago de mueca y me pidió que repitiera lo de la noche anterior cuando cenábamos junto a otras tres personas en aquel restaurante de San Bernardo.
Asentí, y le adjudiqué a mi voz el tono jocoso que sabría que le haría sonreir.
Hice un ademán de ponerme ceremonioso, y fingí una breve carintoña al estilo de Harpo Marx.
“ – La tristeza siempre es caleidoscópica. Y hay que concederle el ángulo de visión adecuado : el ángulo que procede de la indulgencia, de la comprensión hacia sí mismo y de la autoexigencia.”
Sentada frente a mí, en aquella minúscula mesa, yo la observaba deshacer el azúcar de su café.
Concentrada en sí misma, hacía girar la cucharilla lenta, lentamente.
En escasos minutos ella se dirigiría a la puerta de embarque.
Nuestra asexual amistad siempre tenía scripts sorpresivos que nunca se plasmaban en secuencias de endiosamiento ó de grandilocuencia filosóficas.
Alzó su mirada, hizo un amago de mueca y me pidió que repitiera lo de la noche anterior cuando cenábamos junto a otras tres personas en aquel restaurante de San Bernardo.
Asentí, y le adjudiqué a mi voz el tono jocoso que sabría que le haría sonreir.
Hice un ademán de ponerme ceremonioso, y fingí una breve carintoña al estilo de Harpo Marx.
“ – La tristeza siempre es caleidoscópica. Y hay que concederle el ángulo de visión adecuado : el ángulo que procede de la indulgencia, de la comprensión hacia sí mismo y de la autoexigencia.”
***
Cuarenta y cinco minutos después y a ocho mil pies ella continuaría licuando hacia sus nuevos designios.
Yo conducía y reflexionaba.
Sobre mi ángulo.
Sobre mi ángulo Obtuso.
***
Art_Alegoría
No en la Ciudad de mi Exilio Interior
Enero, 2007
posted by Art_Alegoría at 6:46 p. m.
6 Comments:
Apreciado Art,
eL PUTO AMO DE LA PALABRA eres tú, pedazo adorable CABRON.
En el 2007 muchos y muchas nos seguiremos acercando para saborear tus palabras y vengarnos así de la mierda y de la fauna bloggera con blogs cachondillos de tres al cuarto y con blogs de bazofia literaria y ñoña.
Adrián y Natalia
San Sebastián
Me gusta, Art. Me gustó. Me gustas. No sé... leerte es un placer, no quiero ni imaginarte lo que sería tenerte en la cama. O sí.
No sé si lo mejor es el texto o la fotografía, qué condena. Muy bueno, sí sí. Feliz año, feliz vida.
Y pocas veces nos permitimos ser indulgentes con nosotros mismos...Un beso de lunes
Leerte es un placer, pero eso ya lo sabes.
Lástima que haya que esperar para poder probar esos sorbitos de genialidad que nos regalas.
Además de caleidoscópica, la tristeza, es contagiosa.
Besos
"La tristeza siempre es caleidoscópica".
hoy me quedaré con esto,
porque me viene bien...
hoy puedo cambiar de ángulo.
Publicar un comentario
<< Home