Interlude

" ... ... ... Has de sentarte justo aquí. A esta altura.
Sin pose forzada, pero irradiando una seguridad de presencia femenina.
Sí, seguridad.
Crea ese contexto de seguridad. Genéralo.
Cómo que no me entiendes.
Sí.
Por ejemplo : imagínate que sales de acampada a la alta montaña durante diversos días y que no puedes ni ducharte.
Que además te viene la regla en esa excursión.
Una dolorosa regla. Hinchada.
Una situación incómoda, molesta. Chóff.
Ahá.
Pues la seguridad de la que te hablo es la de imaginarte y sentirte recién duchada, con ropa fresca y limpia, tras haber regresado a tu apartamento.
Instalada, protegida, calmada, regresando a los estratos de tu normalidad.
Ese sentimiento, esa sensación.
Con ese sentimiento has de medio girarte y observarle medio sorprendida a él.
Que te observará lacónicamente, mientras enciende un cigarrillo.
El describirá extraños círculos alrededor de la silla en la que te encuentras sentada.
Y le perseguirás con la mirada, intermitentemente. Sin mover la cabeza, sin girar el cuello. Como si alimentaras una circunspecta y extrema concentración en lo que él te dice y, al mismo tiempo, como si te contuvieras para no saltar, para no encolerizarte aún más.
Ahá.
Crea esa contexto.
El de la cólera híbrida.
Híbrida, mezclada, impura, heterodoxa, como desees designarla.
Como si no supieras si levantarte para darle una hostia, o para comerle su puta boca para hacer que se calle.
Pero quieta en la silla.
Sólo observándole, sin entrar al trapo.

" ¿ Qué es lo que puedes decirme, eh ? ¿ Ehhh ? ¿ Que te has cansado de las líneas de plástico edulcoradas de los niñitos que juegan a ponerte caliente ?
¿ Insultada por sentirte una pseudo-sumisa clónica de baratos sex bloggers ?
Venga, vaaa, no te cortes, dime la frase del 1998, aunque ahora la mayoría la useis desde el 2003.
¿ Cómo ? ¿ que no sabes a la que me refiero ?
Pero, chicaaa, ¿ que ni siquiera la has leído alguna vez en la pelu hojeando el Cosmopolitan ?
No, no, perdone usted, que no deseaba yo ofenderla por incluirla en la mayoría. Ahh, no, por lo del Cosmopolitan tampoco. Que yo mismo lo he cotilleado algunas veces, me interesa más que el Men´s Health, qué quieres que te diga.
¿ Ah, la frase ? ¿ Pero todavía recuerdas de que te hablaba de una frase ?
Sí, mujer. Sí, ésa, la de follar, la de follaros la mente.
Ahhhh.
Vayaaa.
Conque la señorita ahora cáaaae.
Pues, sí, sí; sí que se estandarizan esas cosillas, ¿ eh ?
Como el que yo lo valgo. Como el ya estás tardando.
Como lo del talante. Lo del Talante, joder. ¿ No sabes a lo que me refiero ?
Ahá.
Sí.
Ahora hay que follarse las mentes.
Ahora todas reivindican -bueno, tú no, perdona, tú estás a otro nivel- que se les folle la mente, el cerebro.
Oh.
Qué avance.
Pues, venga. Que tú tienes imaginación.

Dale vaselina al engranaje e imagínate a Ana : nuestra inocente Ana-Anita despatarrada. Y diciéndole a su marido : ¨Alex, Alex, Alex ! , A-le-jan-dro-Agag-de-los-Cojones-ca-brón : focháme, focháme, focháme la cabeza, desde las raíces a las puntas¨. "

Siente sus palabras unívocamente, eh.
Unívocamente.
Que cuento con que tú sabes lo que significa un polvo unívoco.
No, único no.
Unívoco.
En una única dirección.
Eso es.
Ahahá : que ellos tienen que follarse la mente de ellas.
No necesariamente a la inversa.
No.
Chica lista.
Espera.
Manténle la mirada.
En ese momento te sientes como con cierta dosis de rabia y azorada, te levantas, lentamente, pasos lentos, milimétricamente lentos, y giras hacia la izquierda en el escenario.

Sientes que estás de muy, muy, muy mala hostia.
Como si el gilipollas del segurata de un parking te hubiese dicho que conduces de puta pena por tener tetas.
Como si hoy hubieras descubierto que la puta nómina es un 30% inferior a la del mamón salido que hace tu mismo trabajo inequívocamente peor que tú.


Te colocaremos un halo de luz cilíndrico, permanecerás inmóvil, y, con serena placidez, será el instante en el que inicies el monólogo que ya hemos ensayado ... ... ... ... "