martes, julio 13, 2010

Inoxen



¨ I es la hija de M, tiene 23 años y vive con su madre en la zona norte de la ciudad que glorifica a un equipo deportivo nacional. Opio adormecedor y autoestima patria en la vena, 19 años después.

Diecinueve, y aún me parece verla semi-escondida en la parte izquierda del pasillo, al fondo.


Ahora -diecinueve años después-, I. me da clases musicales y discrepa con vehemencia de algunos de mis conceptos sonoros.

Y se siente escandalizada cuando le digo que la sobrevalorada y actualmente millonaria Suzanne Vega alberga menos talento que la subestimada española Vega.


"- Lo que pasa es que una te la pone más dura que la otra"- concluye I ávida de sus lecturas houllebecquianas con sus efervescentes y hormonales 23 años.

Y le digo que no, que obviamente no, que no es éso.


He recibido antes de ayer un mail suyo de agradecimiento por haberle dado a conocer algo que -ella , ilusamente-, considera que no hubiera podido llegar a conocer por sí misma.

Y me ha confesado que, repetidamente, una y otra vez no para de escuchar y divisar el tema "Er gehört zu mir" de Marianne Rosenberg.


Y yo, que soy cruelmente educado, le he dicho que de nada.

Y que le perdono su estilo literario y ortográfico que actualmente imparten las Phacultades Hunibersitarias.

Y que sea prudente con la píldora, que engorda y estropea.

Y que me dolería ver a un ángel engordado y estropeado cuando en mi retina aún prevalece la niña que con 4 años nunca podía encontrar a su padre entre las inmensidades del apartamento de 70 metros cuadrados¨



Condescendencia visual : Bonus Track con requirement de observadora apreciación acromática

http://www.youtube.com/watch?v=wBjuvrBm55s&feature=related


Para el observador y la observadora : Rojo y negro.

Julio 2010

Art Alegoría ©

***



5 Comments:

Anonymous b. said...

Como vive con su madre, seguramente no tendrá que hacer lo que la niña de la canción, que quería jugar (o estudiar), pero tenía que planchar, cocinar, lavar, tender, coser, barrer. Y además trabajar.

La próxima vez que la veas pregúntale si aprendió esa canción en parvulitos.

El rojo y negro es muy elegante.
Nunca he visto unos ojos negros, lo son?
Hay que aprender alemán.

7:51 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Elementos visuales al margen, 19 años no es nada -1975 es más lejano-, Eurovisión ya no es lo que era -las cantantes no visten el rojo y el negro-, hay otras coincidencias del apellido Vega
y en la Hunibersidad ya no se distingue la C de la K ni de la Q
las hormonas de la píldora engordan y estropean porque son malas imitaciones de otras hormonas y producen embarazos fatuos
¿la educación es cruel o es que la crueldad es educada?
Y elemento visual sin márgenes de la mirada de niña pequeña ante lo que parece inmensidad y es espacio limitado, y de la mirada ácroma-dícroma vertida en los últimos párrafos.

Firmado: otro lector anónimo, sin más.

9:34 a. m.  
Anonymous Odisia said...

Diecinueve años, son. 19 años. Tal cuál. Mucho por andar, y poco -aún- que decir.

Colores radicales, como los sentimientos. Rojo y negro.

Rayamos el sol. Un beso

7:43 p. m.  
Blogger mirada said...

Pues a mi me encanta tu condescendencia visual, y también el regalo de b.
Es un gusto que sigas con esta alegoría, año a año.
Gracias por tus palabras.

1:05 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

Cuando se da la edad como valor añadido es que se comienza a ser viejuno. La edad, sin experiencia, rezuma amargor y prepotencia. Algo que se respira en tus post y en tus lectoras.

2:21 p. m.  

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