Ándergráund
“T. ha regresado, seriamente decepcionada, a la ciudad en la que resido, tras su periplo londinense.
Pobre T. : decepcionada, defraudada con el estigma asociado a la ciudad victoriana, se culpa a sí misma de la megalomanía y de la burbuja de fascinación auto-inoculada en el período 1990-1998.
Mi periplo londinense fue una etapa bidireccional de la que me cuesta sintetizar una gama de vivencias : prácticamente tan sólo me faltaba por optar por instalarme una tienda de campaña en Kings Cross ó en los pasillos del Terminal 1 de Heathrow.
Entiendo a T.
Regresa con destellos opacos de los que actualmente no es capaz –aún- de observarles brillo alguno.
Y mi mente se retrotrae a mis cavilaciones de aquellos lunes y de aquellos viernes en el Heathrow Express, observándome reflejado en la ventanilla.
T. : nunca llegarás a leer esto, pero no has de amargarte.
Es legítimo –muy legítimo- que desearas comerte el mundo con tabasco very brit, you know what I mean.
Tan legítimo como que habría market share –“fijo”- para tus diseños de camisetas más “in” que las de Custo.
La dualidad de la macro-ciudad que deseabas te abrigara en un principio, se convirtió en una gélida claustrofóbica y grisácea sombra al comprobar que el hecho de lavar una simples bragas en una self-laundry tenía un precio prohibitivo.
T. : ahora ya sabes que Neil Tennant y que Chris Lowe no te estaban esperando.
Y que también en la ciudad victoriana, por la noche, en el Metro, algún cobarde desaprensivo de raza blanca y muy guapo puede osar a tocarte el culo descaradamente y sin disimulo alguno mientras está enfundado en un resplandenciente y modernísimo traje de color beige.
Colateralmente, no minusvalores el aprendizaje : también has aprendido a lavar tus bragas –aunque sean de Carrefour- en el lavabo de un cuarto de baño.”
3 Comments:
Es triste perseguir un sueño y encontrarse ante las puertas de un callejón sin salida.
Pero si es lo que tenemos, hemos de buscar la salida del laberinto a donde conduce ese callejón tal vez este su principio en una alcantarilla y lo pisemos mil veces sin darnos cuenta pero seguro que esta solo hemos de buscar mejor.
tal vez con el tiempo encuentre recuerdos con brillo. Los regresos a veces tiene sabor agrio.
siloam
Las grandes ciudades tienen a menudo la facultad de vampirizarnos y dejarnos secos.
Saludos.
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