miércoles, julio 11, 2007

Linfática


“Sensación ambivalente perenne cuando retumban en mis sienes los ecos de las góndolas rumorológicas procedentes de Torre Picasso.
Tú tienes gónadas.
Yo también.
En Torre Picasso, no : tienen góndolas.
Sólo que, ésta vez, el interlocutor merecería una cena aromatizada con Sánchez Dragó mientras se juegan a los dados quién encularía a quién.
Una idea plasmada con talento por Fassbinder en Querelle. Del 82.
Puedes indagar.

Tiene su mérito.

No el que indagues.
Sino el guión con quien años después se inspirara en conceptos similares y paralelos –pero no plagiados- Abel Ferrara.

Colateral y gónadamente, el interlocutor que merecería una cena aromatizada sonríe recordando y narrándome la candidez de una conocida común, M, cuando hace escasas noches, y bajo los efectos de un vino mediocre, estallaba con su usual fluorescente mordacidad :

“¿ Pero alguien se cree, con la edad que tiene, que Harry Potter aún está para hacer juegos de magia en vez de estar haciéndose pajas pensando en cómo arrancarle las bragas a su amiguita ?”

Y parece ser que su comentario produjo hilaridad nerviosa.
Porque se acaba el ciclo.
Y se adivina nerviosismo en el sector de los mamporreros de la imagen. Porque no se renuevan los contratos. Porque lo del corazón ya se comienza a atisbar que se acaba, que emputece, que marca, que ensucia, que prostituye el currículum.
Las hay que se han llevado netos mil doscientos, mil quinientos. Dos mil cuando se demostraba que había anclaje visual con la historia. Pero, claro, eso es harina de otro tomate. Y ahora ya se adivina que hay algo que huele a fin de ciclo.

La tomatina de Buñol es una sacristía comparada con el estigma de Puta Periodística ó de Chapero pseudo-periodístico.

Me retransmite el interlocutor.
Y yo le escucho, le escucho de verdad, palabrita del niño Jesús.
Y me viene a la mente Jesus & Mary Chain.
En un acantilado de Aberystwyth.
Años atrás.
Y al lado nuestro, cerca, en esta pegajosa climática cafetería de Ruzafa se sienta una pareja representativa del más tierno, real, y desinteresado amor : de forma discreta y muy educada, un cincuentón valenciano, feo, poco agraciado, hace carintoñas a una chica sudamericana mulata regordeta estilo Raquel Mosquera casi treinta años más joven.

Y mi interlocutor me comenta que ha sido un alivio que ganasen claramente por mayoría.
Que el Nueve no es lo mismo que lo Nuevo, pero que si Llueve, así tiene bien cobijado su Huevo.
Porque la vida es borgiana, pero no borgesista.
Una carcajada nos invade cuando me relata una determinada anécdota.
Pero una aseveración suya del modus operandi en las cañerías del sistema me aturde y : el contribuyente valenciano comienza a cotizar y a financiar lo que los gurús de Madrid comienzan a observar de forma despectiva.
Paridad territorial.
Las góndolas de la Venezia mediática comienzan a hacer agua.

Apuro el café con hielo mientras de soslayo les observo.
Pienso que el cincuentón debió tener acné de joven.
O eso ó que se mató de pajas intentando suplir las que no se hizo Harry Potter.
Pero la vida le reservaba un quiebro como a quien la vida le reserva una severa cagalera en un fin de semana de acampada.
Descubrir el amor tardío en cuerpo de joven treintaañera ecuatoriana, colombiana, guatemalteca.
Con premio añadido, con lorzas.
Premio de lotería en forma de permiso de residencia y amor subvencionado con fellatios de fresa ácida mientras musitan “qué-ricooo-papi”
O lo mismo no.
Porque el interlocutor al que sigo escuchando –palabrita del niño Jesús-, pero que comienza a rallarme, no consigue inocularme la paciencia estética y la indulgencia necesarias para evitar divisar el doloroso, el doloroso, el doloroso Culo de la joven treintaañera ecuatoriana, colombiana, guatemalteca.

Y entonces entiendo la sutil e invisible línea entre lo legal y lo ilegal.
La avidez de que Valencia costee lo que Madrid no permite.
Y la indulgencia de la década cronológica vital de quien supera los 50.


Porque es entonces cuando entiendo, admito, acepto,
que un culo así necesita un Permiso de Residencia.


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Art Alegoría ©
Ciudad de la tierra de las flores, de la luz y del amor
Julio 2007

viernes, julio 06, 2007

Bervaliza



“Anacoreta del Desencanto.
Del yugo íntimo que me prejuzga, juzga y me condena en la fosa marina de mis silencios.
De mi ácido-ácido-ácido que surca entre mis sienes.
Desencanto de un Anacoreta.
Diverso al desencanto en Anoeta.
Tú qué sabes si no lo has vivido.
Ni el ácido.
Ni mirar en los bajos del coche por las mañanas, sólo, en el parking.
Tú que en ésta mi novena línea recibes mis excusas no husserlianas redactadas en un hotel nórdico, pero sin funda.
Deswegen bedanke ich mich bei dir.
Bei dir, bei dir und bedanke ich mich besonders füer das Verständnis wegen meinen Weinen.”


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Art Alegoría ©
Ciudad Interior
Julio 2007