miércoles, febrero 22, 2006

Deuce


“Un destello eléctrico en la madrugada tardía de un aeropuerto alemán.
Sonido de un Silencio penetrante perforado tan sólo por el zumbido intermitente de una máquina industrial con la que friegan el suelo.

Cremallera de la bolsa.
Un block.
Un Pilot azul marino.

Una animadversión hacia las compañías aéreas.

Ausente.

No.

Cómodo.
La comodidad de esta silla de plástico de aeropuerto es claramente superior a la mayoría de las que venden en comercios especializados.


¨¨Un mínimo gesto. Mínimo. Como el del transeúnte que camina circunspecto entre las calles de Azca y, súbitamente, observa un Trébol de Color Violeta que destaca entre la sordidez de una baldosa desgastada.

Soy un intermitente penitente, en la Edad de la Penitencia, que no de la Inocencia.
Navego, transito y floto en el rescate anhelado de un halo motivacional, de una estela de desear también por una vez ser el sorprendido. Por optar, elegir y corroborar la factibilidad de un pragmatismo cotidiano con una ilusión etérea pero a su vez real. Como cuando éramos niños y comprábamos cromos, como cuando sentíamos la ansiedad de abrir el pequeño sobre y adivinar que ése, el cromo nuevo, ése, justamente ése es uno de los que estábamos buscando”.¨¨

***
Art_Alegoria
Ciudad Indi-Gente

Exilio Interior
Febrero 2006

viernes, febrero 03, 2006

Partisano





























“Nos observa el camarero durante un segundo.
Un segundo eterno.
Proyecta su mirada un halo de perplejidad y rectifica, acercándonos la copa de cognac a mi interlocutora y el poleo con menta para mí.
Inversión de roles.

Roles.
Role-x.
Y observo el reloj que ella lleva.
Es rectangular, con una fina correa de color camel.

Me concentro en el aroma de la infusión.

Levanto mi mirada y percibo una ansiedad latente.
Mi interlocutora me hace un cuadro descriptivo del problema que la atenaza desde hace semanas.

Previamente me reprocha que sea caro de ver.
Culpo de ello a quien no debo culpar.
Aunque yo sé que una parte exculpatoria importante reside en Leroy Merlin.
El azar acude a mi rescate.
Del bolsillo de la chaqueta surgen los restos de dos tarjetas de embarque.

Súbitamente, ella me formula la pregunta.
¨¿ Es la envidia femenina un algo casi-genético en nosotras ?

Le transmito mi punto de vista particular al respecto.
Y procedo a realizar un ejercicio de extrapolación a sus circunstancias reales actuales.

Ejemplifico lo que le ocurrió en el año 1948 y en Paris a Marguerite Duras en una recepción al presentarse acompañada de un hombre mucho mayor que él.
Cuarenta años más tarde, y poco antes de morir, dardos envenenados circulaban respecto a su agrado de sentirse acompañada por hombres más jovenes que ella.

Percibo cómo, quizá inconscientemente, procede mi interlocutora a dar micro-sorbos más frecuentes a la copa.

***

Permanecemos en silencio.
Y recuerdo entonces que previamente he derivado la responsabilidad de mis ausencias, del secuestro de mi tiempo, a Leroy-Merlin.

Y me he sentido muy, muy afligido.
Mi dualidad de un Bill Murray metropolitano de “Broken Flowers” se ha resucitado sin saber por qué.


Termino el poleo.
Escribo unas notas, unos breves apuntes.

***



" Un día, ya entrada en años, en el vestíbulo de un edificio público, un hombre se me acercó. Se dio a conocer y me dijo. La conozco desde siempre. Todo el mundo dice que de joven era usted hermosa, me he acercado para decirle que en mi opinión la considero más hermosa ahora que en su juventud. Su rostro de muchacha me gustaba mucho menos que el de ahora, devastado. (...)
Entre los dieciocho y veinticinco años mi rostro emprendió un camino imprevisto, ese envejecimiento fue brutal. Ví como se apoderaba de mis rasgos uno a uno... He conservado aquel rostro nuevo. Ha sido mi rostro. Ha envejecido más por supuesto, pero relativamente menos de lo que hubiera debido. Tengo un rostro lacerado por arrugas secas, la piel resquebrajada. No se ha deshecho... ha conservado los mismos contornos pero la materia está destruida. Tengo un rostro destruido... "

Marguerite Duras
(Francia, 1914-1996)
Fragmento : “El amante” ( 1984)